lunes, 28 de abril de 2008

ASÍ ESTAMOS...

Hace más de una década que las empresas de investigación de mercado vienen estableciendo condiciones laborales sumamente precarias. La pretendida autonomía que le imprimieron a esta actividad nace de la necesidad de las empresas de deshacerse de las obligaciones para con sus empleados/as. El monotributo fue la clave para la aplicación de la nueva modalidad de contratación: obra social, aportes jubilatorios, etc. comenzaron a correr por cuenta de quien pone la fuerza de trabajo. A su vez estableció las condiciones que permitieran considerarnos trabajadores/as independientes o autónomos/as, cercando así nuestros derechos al tiempo que nos incrementaban las obligaciones.
Con este mismo objetivo iniciaron el proceso de tercerización del trabajo de campo de los estudios. Las grandes empresas generaron, de este modo, una instancia de contención de los reclamos: coordinadores y coordinadoras que intentan forjar lazos de amistad con las/os encuestadores/as quejándose conjuntamente (puertas adentro) por las malas condiciones del trabajo, pero actuando siempre de acuerdo a su rol de soldado de las empresas en busca de condecoraciones.
En las condiciones actuales, sólo en algunas oportunidades el pago ronda lo establecido por el Convenio Colectivo de trabajo, pero sin respetar ninguno de nuestros derechos laborales. Como si esta indiferencia patronal frente a derechos que fueron conquistados hace décadas fuera poco, otros datos demuestran su grado de despreocupación al respecto: directivos de las principales consultoras forman parte de la Cámara de Empresas de Investigación Social y de Mercado, organismo que, entre otras cosas, se encarga de aprobar el convenio colectivo (que ellos mismos son los primeros en no respetar).

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